¿Quiénes somos?
Agrupaciones docentes parte del Encuentro
Colectivo Docente de la provincia de Buenos Aires. Formamos
parte del Encuentro Colectivo Docente, espacio provincial que encuentra a más
de 20 agrupaciones sindicales docentes del SUTEBA en distintos distritos. Hace
10 años construimos espacios pluralistas, horizontales, tomando la democracia
de base como principio independiente de los partidos políticos que nos
gobiernan. Pensamos colectivamente qué tipo de sindicato y escuela queremos. Como
trabajadoras de la educación asumimos nuestras intervenciones desde un enfoque
político-pedagógica-sindical desde una perspectiva de género.
Como trabajadoras de la
educación vemos importantísimo darle a nuestra intervención
política-pedagógica-sindical una
perspectiva de género, entendiendo por género a una construcción socio-histórica que asigna conductas, roles, costumbres y mandatos a las personas
según su sexo biológico.
Tener una perspectiva de género significa hacer un análisis
diferenciado de la situación de las mujeres y los varones que nos permitirá
reconocer que ambos tienen necesidades diferentes y específicas, ya que las
mujeres representamos una categoría discriminada y desfavorecida en relación
con los varones. También nos permite reconocer otras identidades de géneros, y
orientaciones sexuales también discriminadas y desvalorizadas socialmente. Asumir una perspectiva de género significa analizar la
realidad a partir de las múltiples opresiones que viven las múltiples
identidades sexuales como producto del sistema patriarcal en el que vivimos.
A
lo largo de nuestra existencia la sociedad impone, a través de sus agentes
socializadores (la escuela es uno de ellos), roles a cumplir que abarcan todos
los aspectos y ámbitos de la vida tanto "privada" como
"pública". En nuestra sociedad patriarcal se nos socializa
naturalizando las relaciones de dominación de los hombres sobre las mujeres y
otras identidades. Las instituciones en
general y la escuela en particular imponen estereotipos, conductas, creencias
según el sexo, abonando a la reproducción de las múltiples violencias que se
expresan en lo cotidiano en las aulas, las calles, los barrios, la casa. Por eso, nuestra lucha es como mujeres pero también
como trabajadoras de la educación, ya que la escuela es un lugar
principal de socialización de niñxs y adolescentxs. Consideramos imprescindible
la perspectiva de género en este ámbito para construir la educación como una
herramienta de transformación y no de disciplinamiento social con el objetivo
de vivir en una sociedad más justa sin explotación y opresiones.
“Somos
mujeres, trabajamos como docentes y no aceptamos ser “señorita maestra” si eso
implica que nuestro cuerpo es asexuado, sin deseo y entregado a una tarea que
es nuestro trabajo. Queremos que la profesión que elegimos se entienda como lo
que es: un trabajo y no una tarea que “ayuda” a la economía del hogar donde
debiera haber un varón proveedor.
Queremos que se sepa que si en nuestro trabajo ocurre la singularidad de que
cuidamos de nuestros alumnxs, eso no sucede por ser mujeres sino por
solidaridad con quien establecemos una relación intelectual y de afecto.”
¿Por qué callar si nacimos gritando?
Aunque nos siguen llamando LOS
docentes la mayoría somos MUJERES. Ocho de cada
10 docentes somos mujeres, y esta gran representatividad no se expresa en
nuestras dirigencias sindicales. La desigualdad y violencia que sufrimos
las mujeres se da donde desarrollamos nuestras relaciones interpersonales: en
la familia, el trabajo, el espacio público, etc.
Las
docentes, como todas las mujeres, tenemos doble jornada laboral (a diferencia
de nuestros colegas varones), ya en nuestra casa caen sobre nosotras las
responsabilidades y ejecución de las tareas domésticas, tanto de cuidado de niños y niñas, como de las personas
mayores. ¿En qué momento una maestra con doble cargo, puede descansar para
recuperarse de la triple jornada laboral? Encima como docentes llevamos más
tareas del trabajo a nuestras casas; porque no alcanza el tiempo en la escuela,
realizamos planificación, corrección, formación etc., por fuera del horario
laboral (horas que no están contempladas en nuestro salario, ni remuneradas).
Las mujeres cobramos un 30% menos que los varones por igual tarea o cargo en
cualquier rama de producción.
En los espacios públicos, como los gremios, las estructuras
sindicales son tradicionales y burocráticas con marcadas características
patriarcales como el verticalismo y el caudillismo. Se construye la figura del
DIRIGENTE SINDICAL (casi siempre varón) poniendo énfasis en el accionar
individual por sobre lo colectivo. La
figura del "Dirigente sindical" nos deja en un lugar para el cual no
fuimos socializadas como mujeres trabajadoras y en el que estamos profundamente
incómodas, nos cuesta ganar esos espacios. Esto no implica negarnos a asumir lugares de
referencia/dirección sindical (en un momento en el que el sindicato que
queremos no existe) o enojarnos y no dar los debates, sino precisamente desnaturalizar
y ver qué tareas tenemos que darnos para transformar esos espacios y pensar en
una intervención gremial feminista, lo cual implica construir nuevas prácticas
pero también nuevos formatos para nuestros sindicatos. (Horizontales,
pluralistas, colectivos)
Educación Nacional
El sistema educativo del que somos parte, se creó para
normativizar y disciplinar, desde una perspectiva biologicista, con una visión
parcializada y puntualizada (una clase, solo unx docente) por eso nuestra tarea
es convertir la educación en una herramienta de transformación muy valiosa.
Luchamos por la implementación efectiva de la ESI porque desde
la escuela muchas veces se cae en pensar la sexualidad relacionada al peligro (embarazo,
enfermedades, violación), se niega el placer y disfrute, se da por sentada la
heterosexualidad y se discrimina de este modo (Heteronormativa). Sabemos que el
patriarcado se impone a través de la socialización que recibimos. Nuestro rol
como educadorxs es importantísimo para buscar la deconstrucción de masculinidad
y feminidad hegemónica, habilitar a la construcción de múltiples identidades y
desnaturalizar las relaciones patriarcales.
¿Por qué participamos del ENM?
* Por una educación pública nacional, no dogmática, laica, liberadora con
perspectiva de género.
* Por una ley de
Educación Sexual Integral amplia que contemple la multiplicidad de géneros y el aborto.
* Por el aumento nacional
del presupuesto educativo.
* Por un salario nacional
docente equiparable a la canasta familiar.
* Por las pibas y pibes que faltan en las aulas, debido a la
trata, la violencia institucional y el narcotráfico.
* Por las mujeres que
luchan día a día.
* Por todas las mujeres,
las que están y las que nos arrebataron.
¡GISELLE GIL PRESENTE!
¡Sin Giselle no hay ni una menos!
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