domingo, 1 de abril de 2018

Cierre de Bachilleratos de adultos: aprendiendo a vivir en la incertidumbre de la gestión Vidal


El 1 de diciembre de 2017 se firmó la resolución N° 1657 con el objetivo de concretar un claro avance del gobierno de la provincia de Buenos Aires sobre la educación de jóvenes y adultos. El documento detalla que los BAO (Bachilleratos de Adultos Orientados) y los BAOT (Bachilleratos de Adultos con Orientación Técnica), dependientes de la Dirección de Educación Secundaria dejarían de funcionar como tales a partir del 1° de enero de 2018 y pasarán a denominarse “Bachilleratos Juveniles”, los cuales atenderán solamente a adolescentes de entre 15 y 17 años que no hayan completado sus trayectos educativos obligatorios de acuerdo con la edad estipulada. En el caso de los mayores de 18 que quieran anotarse en el primer año de la secundaria, estos tendrán como única oferta educativa los dependientes de la Modalidad de Adultos (CENS y CEBAS).
Tomando en cuenta la gran cantidad de escuelas secundarias (500 aproximadamente) de la provincia que hasta el año pasado tenían funcionando en sus establecimientos desde hace décadas el tradicional bachillerato de adultos de 3 o 4 años, no se puede esperar a partir de esta medida más que una cascada de marchas y contramarchas basadas en la falta de información y arbitrariedad de quienes nos gobiernan.
En principio, la medida se tomó entre gallos y medianoche, sabiendo la crisis educativa que esto iba a generar: pasar la matrícula de adultos de 500 establecimientos a  138 que tiene CENS y 19 servicios que tiene CEBAS ya con su matrícula propia desafía todas las leyes físicas y lógicas que este gobierno parece ignorar.  A tal punto se avanzó con el ocultamiento, que muchos docentes, sin conocer la situación, titularizaron cargos en los Bachilleratos de Adultos durante el mes de febrero de 2018, siendo que estos ya tenían su sentencia de muerte firmada desde el año anterior. En otras palabras, se avanzó en actos públicos con la titularización en una oferta educativa que ya había dejado de existir, atentando contra los derechos de los trabajadores a poder decidir sobre su futura estabilidad laboral. Muchxs trabajadorxs cayeron en esta trampa del sistema y ahora se encuentran que a finales de marzo, con el ciclo lectivo ya en curso, no saben qué va a pasar con sus puestos de trabajo. En el mejor de los casos los que tienen de 2° a 4° año saben que por este año y hasta que se complete el ciclo cerrado tendrán la posibilidad de seguir ejerciendo la docencia en esta oferta educativa e ir anticipando esta debacle, pero lxs docentes de primer año se encuentran en un limbo de improvisación e incertidumbre que no ha generado más que angustias e indignación en lxs trabajadorxs.
Hoy por hoy nadie sabe decirles con certeza cuál es su situación a nivel laboral. Ni siquiera los directivos de los establecimientos cuentan con la información necesaria para contener a su personal ni a toda la comunidad educativa de la zona, ya que mientras tanto, reciben cataratas de solicitudes de vecinos que quieren hacer la secundaria en la escuela del barrio y no saben si deben anotarlos o a dónde derivarlos.
En algunos casos cuentan con algo de información sobre las denominadas “Aulas de aceleración”, que son en realidad los bachilleratos juveniles a ciclo cerrado mencionados por la resolución: un parche para reasignar a docentes que se quedan sin trabajo. Sin embargo no se sabe qué materias van a tener, ni en qué horarios, ni con cuántas secciones contaría cada establecimiento (se sabe que el máximo es dos por escuela). Lo que sí se conoce es que los que trabajen en el marco de este programa quedarán fuera del régimen estatutario, ya que su continuidad es incierta y las horas serán contratadas por ciclo lectivo (por diez meses), accediendo a éstas a través de proyectos y no por acto público.
De este modo los directivos a cargo siguen sin poder reasignar las horas de trabajo de estxs docentes y miles de estudiantes están esperando sin tener clases. Tomando todo esto en cuenta, es desconcertante observar cómo mientras el diario La Nación saca una nota en la primera plana del 28 de marzo, expresando “su preocupación” por la poca cantidad de días de clase de los estudiantes argentinos frente a otros países de Latinoamérica, el gobierno para el que colaboran abiertamente, no ha resuelto a esa fecha el inicio de clases de miles de alumnos de entre 15 y 17 años, y los mayores de 18 de diferentes barrios, cuyos docentes de manera autoconvocada  e invisibilizados por los medios claman que quieren trabajar y no los dejan.  
Mientras tanto el SUTEBA guarda un complaciente silencio ante tal avance, logrado gracias a que el Consejo General de Educación de la Provincia, del cual forman parte, aprobara la iniciativa el 28 de noviembre de 2017, para luego presentar una simple solicitud de suspensión de la medida el 14 de diciembre, una vez ya consumado el desastre que ellos mismos contribuyeron a generar.
Varias comunidades educativas se han movilizado en diferentes distritos. Sin embargo, a pesar de que han circulado algunos mensajes contradictorios y triunfalistas sobre la marcha atrás de esta medida por parte de la conducción celeste, que lo único que hacen es desmovilizar y planchar el conflicto, las autoridades de la provincia han ratificado la resolución y siguen adelante con el ataque.

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