miércoles, 8 de julio de 2020

¿Por qué molesta tanto Los pibes del Santa?


Mejor dicho, ¿por qué les molesta a algunos que se haya investigado la complicidad civil, en el caso de quien fuera rector del Instituto Santa Lucía, Tino Rodríguez y su autoproclamada amistad con el genocida Jorge Rafael Videla, sus tristemente famosas arengas fascistoides ante la población estudiantil a su cargo en las que defendía a la dictadura, así como su confesa contribución a la persecución y señalamiento de adolescentes del Instituto que militaban en el centro de estudiantes y se atrevieron a enfrentar sus métodos autoritarios?


Desde la Lista Marrón, los docentes que la integramos, no podemos dejar de marcar nuestra indignación y azoramiento ante el burdo ataque a la tarea pedagógica de una docente y al trabajo de investigación sobre ese tema de estudiantes que concurren actualmente al mencionado colegio, repudio que hemos manifestado en un comunicado de solidaridad el día lunes 6 de julio. Si desde alguna tribuna nostálgica de la dictadura hacía falta una vuelta de tuerca más, era atacar desde las páginas de un periódico a docentes y estudiantes que, con compromiso ético, responsabilidad y dedicación, se ocupan de estudiar de manera crítica un pasado que algunos quisieran no fuera mencionado, porque sus trayectorias no quedan bien paradas respecto de su complicidad ideológica con el terrorismo de Estado.

Una de las fuentes de la investigación del grupo de estudiantes es el libro que escribieron dos de nuestros compañeros. Es imposible resumir acá las más de doscientas páginas de Los pibes del Santa, editado por primera vez por la Comisión por la Memoria de Florencio Varela en el año 2007 y su segunda edición ampliada en 2012 por la Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes (acompañada por el DVD del film documental homónimo).
En el libro y la película queda documentado y demostrado que Tino Rodríguez fue un engranaje fundamental en el plano local de la trama de complicidades civiles con la dictadura de Videla. En sus páginas abundan testimonios contundentes de ex docentes y ex alumnos acerca de la actuación de Rodríguez al frente del Instituto, así también se analizan documentos de la dictadura con indicaciones para las autoridades educativas que Rodríguez se ufanaba de aplicar, como el instructivo del Ministerio de Educación “Conozcamos a nuestro enemigo”, una guía para hacer inteligencia y persecución en las aulas, se rescata material de archivo, entrevistas dadas por Rodríguez en las que reconoce su aporte a la persecución de jóvenes militantes a los que él llamaba “los demonios”, y claro, el apoyo al rector del mensuario Mi Ciudad en ocasión del conocido episodio en el que Tino Rodríguez reivindicó la figura de Videla frente a los estudiantes.
Por otra parte, el libro se ocupa de rescatar la cotidianeidad de una generación, de la que formaban parte los pibes del Santa, que le puso el cuerpo y el tiempo a un proyecto de sociedad justa e igualitaria, opuesto a la miseria planificada que trajo la dictadura y sus continuadores de gobiernos neoliberales. Quienes se asomen a sus historias de vida podrán apreciar cómo se jugaron por hacer también de la escuela un escenario para alumbrar sueños, amores y utopías, a pesar de la mirada inquisidora y la persecución de Rodríguez, quien se ocupó de estigmatizarlos como “forajidos” y “demonios”.
En julio de 2020, hay quienes no tienen empacho en atrasar el reloj de la historia, cuando se podría pensar que hay cosas que ya no se pueden discutir: esto es que hubo un genocidio y un plan de exterminio por parte del Estado contra miles de argentinos, que hubo torturas y crímenes de lesa humanidad, que hubo inclusive desde el ámbito educativo complicidades para llevar a cabo ese plan criminal, y que en el caso de Florencio Varela la figura de Tino Rodríguez es el ejemplo emblemático de esa complicidad, hay quienes prefieren erigirse como acérrimos defensores de la nefasta teoría de los dos demonios, conocida por pretender justificar el secuestro, la tortura y la desaparición de 30.000 argentinos, teoría abandonada –por haberse demostrado en la Justicia su falsedad– hasta por conspicuos voceros de la derecha más reaccionaria …podemos decir que siempre habrá una “patrulla perdida”, ahí estarán algunos que usan su pluma para aportar su oscurantismo militante.
Se equivocan una vez más quienes defienden lo indefendible, quienes pretenden dejar oculta la terrible responsabilidad de figuras como la de Tino Rodríguez en el entramado civil de complicidades con la dictadura. Una figura que mientras nuestro país vivía los levantamientos carapintadas ya en democracia visitaba, junto a otros civiles, al genocida Rafael Videla en la cárcel para darle su apoyo. 
Se equivocan quienes quieren silenciar el espíritu crítico de lxs estudiantes que investigan y construyen ciudadanía, así lxs jóvenes fortalecen la memoria colectiva esclarecedora de la tragedia argentina… ese espíritu crítico de lxs jóvenes es el que evitará la manipulación y el adoctrinamiento, es la que hará posible más temprano que tarde una sociedad más justa e igualitaria.
Se equivocan los que mantienen en diarios locales el espíritu de Tino Rodríguez al señalar, en pleno siglo XXI, a profesores y estudiantes por sus pensamientos y sus acciones.
Se equivocan los defensores del olvido, son ellos los que ofenden la memoria de miles de luchadores y luchadoras secuestrados desaparecidos a manos de las fuerzas de tareas de la dictadura, son ellos los que ofenden la memoria las de madres a quienes en los sótanos de los centros clandestinos de detención les arrebataron sus hijos y les robaron su identidad, son ellos los que ofenden la memoria de las heroicas Madres de Plaza de Mayo que enfrentaron a los militares solamente con su dignidad y valentía.

MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA
NUNCA MÁS CENSURA EN LAS AULAS
UNA EDUCACIÓN CRÍTICA PARA NO VOLVER AL PASADO
30.000 COMPAÑEROS DETENIDOS DESAPARECIDOS… PRESENTES!
LISTA MARRÓN, 8 DE JULIO DE 2020

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